Castrotierra de la Valduerna. León
DESDE EL TALUD
volar una cometa y que le des
cuerda muy larga hasta perderla
de vista, lejos, si eres capaz. Es como si tú
también volases y, generalmente,
antiguos recuerdos ayudan
a hacerlo y se te rebelan anchos
espacios de tiempo, resacas, pleamares
de sentimientos, las minas de Falun,
donde algún día bajamos enloquecidos,
acaso tan sólo un instante y lo olvidamos.
banal, no bocas de dinero,
sino rubíes en la quieta
palma indefensa de una mano capaz
de retenerlos y maravillarse;
o bien la mañana rosada de un parto
sosegado ya, o los ojos aún limpios
de un niño, o un llanto secreto.
la inmensa cantidad de sufrimiento
transmitido de uno a otro como en duro
trabajo hecho en cadena con implacable
tenacidad, y que se ignora?
volar una cometa,
pero de pronto -piénsalo pero arriésgate-
se romperán las cañas, se rasgará la tela,
crujiendo, y tú caerás sobre la arena,
desde el talud,
mirando las olas grises, altas, romper
sobre la playa y se te humedecerán
los huesos y la muerte no te será extraña.