¡Ay, noches de este enero
que cobijo y recreo en mi recuerdo
en aquellos instantes y te encuentro,
y al tiempo que oigo nuestras últimas palabras, escucho también
las primeras!
Noches desesperadas de este enero,
cuando escapa la mirada y me abandona.
Cuán aprisa huye y se devanece__
escapan los árboles, escapan los caminos, escapan las casas,
escapan las luces;
se borra y esfuma tu rostro enamorado.
(1904) C.P.C.
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